¿Te acuerdas cuando me decías: Yo te saludo y tu solo me sonríes y nunca me dices hola? Pues no te decía hola porque pienso que te digo mas cosas con una sonrisa que con un simple hola..
Más tarde me dijiste que te encantaba mi sonrisa, y ahí me di cuenta de que todas las veces que no te he dicho hola y solo te he sonreído han valido la pena.